Durante los últimos años, la concienciación con el medio ambiente ha sufrido un importante incremento por parte de la sociedad. La mayoría de los gobiernos que se encuentran en cualquier región del mundo han dedicado sus recursos a sensibilizar a la sociedad acerca de los peligros a los que nos enfrentamos si no comenzamos a interiorizar una serie de prácticas que nos ayuden a poder minimizar nuestra huella ecológica.
Pese a que todavía queda un largo camino por recorrer, una de las soluciones que está acaparando una mayor atención han sido las casas bioclimáticas – un ejemplo de construcción sostenible que nos ayuda a optimizar los recursos naturales para minimizar el impacto ambiental. De hecho, su notoriedad es tal que de acuerdo a los estudios llevados a cabo por parte de la Universidad Tecnológica de Queensland, en Australia, las casas de madera biopasivas y bioclimáticas presentan un ahorro aproximado que se sitúa de entre el 50 al 80%.
¿Qué son las casas bioclimáticas?
Las casas bioclimáticas cuentan con una gran notoriedad entre todos aquellos interesados en mejorar su impacto medioambiental y se encuentran explorando nuevas opciones que les permitan mejorar su eficiencia. Son construcciones ecológicas en las que se tiene en cuenta las condiciones climáticas y el entorno natural como el Sol, la vegetación, la lluvia, los vientos, la altitud, el terreno… Aprovechando estas condiciones se edifica de tal manera que aprovecharemos los recursos naturales teniendo el tan deseable ahorro energético.
A través de este método, logramos un tipo de vivienda muy superior a la tradicional en términos de confort térmico y de ahorro de energía. Para ello, conviene saber que toda la construcción se apoya en el uso de materiales que permiten un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles. Además, se analiza que éstos vayan a adaptarse de un modo orgánico al entorno natural que los rodea, asegurando una correcta experiencia a sus habitantes.
¿Cuáles son los criterios sobre los que se apoya la arquitectura bioclimática?
- Orientación: En términos energéticos, una correcta orientación es clave. Y en un país como es España, la orientación sur es una de las mejores opciones por las que podemos decantarnos para aprovechar al máximo las horas disponibles de sol, consiguiendo una mayor eficiencia energética. Entonces, una vez escogida la orientación, las fachadas deben adaptarse a la misma. O sea, la fachada sur, por ejemplo, tendrá un mayor número de huecos que permita una mayor ventilación y recepción solar, dependiendo de las necesidades de la estación. Por otro lado, en el caso de la fachada norte, se deben colocar espacios con menores necesidades térmicas, como las zonas de paso y servicio. De este modo, funcionan como zonas de protección que resguardan los espacios soleados del contacto con la fachada norte, la cual prácticamente no recibe exposición solar directa.
- Patio interior: Con el objetivo de aumentar la radiación solar que puede impactar de manera directa en las diferentes estancias de la casa, el patio interior es una de las estratégias de dibujo que suele estar presente en este tipo de construcciones.
- Reutilización del agua: En las casas más avanzadas en materia tecnológica, se incorpora un sistema de almacenamiento de agua que permite la reutilización en sistemas de riego para aquellas zonas que así lo requieran.
- Aislamiento: Este parámetro es elemental cuando se habla de casas bioclimáticas. El aislamiento y el uso de materiales con buenas propiedades aislantes son cruciales en la fase de diseño, ya que permiten mantener el calor dentro de la vivienda en invierno, al igual que permiten mantener el aire caliente fuera en verano.
- Ventilación cruzada: La ventilación cruzada es una estrategia pasiva muy eficaz a la hora de renovar el aire. Sobre todo en verano, al incorporar ventanas en fachadas opuestas en un mismo espacio, se consigue una refrigeración natural que evita la estanqueidad del aire cálido en el interior.
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